No podía ser mejor el momento en que República Dominicana encuentra una oportunidad para estimularse, esta vez asida de un motivo que deviene en una cosa nueva: “Marca País”, algo que ha servido a otras naciones para presentarse ante el mundo, no a través de sus símbolos convencionales, como la bandera, sino mediante una visión de conjunto sobre lo que son.
Lejos de los tristes días del escándalo que envolvió el proyecto de creación del logo de imagen nacional el año pasado, estamentos del sector privado y el gobierno, a través del Ministerio de Turismo, organizaron un motivador concurso que propició la participación de artistas y ciudadanos que apostaron a crear la mejor imagen de la República. Veinticinco competidores tensaron su capacidad a través del programa “Una República Llena de Talento” y dio fruto.

Fue una cosa bonita, sin ruidos, y surgió la “Marca País”, el logo que habrá de identificar a la nación dominicana como un destino y una oportunidad.

La idea es una expresión de estos tiempos, y aunque se pudiera considerar como un ejercicio de abstracción para sugerir lo que somos, su pretensión no es pequeña: la historia de una nación fundada en la diversidad, y al mismo tiempo, en la mismidad de sus ciudadanos, con valores muy propios, abiertos, amorosos, orgullosos de su generosa tierra, que defienden con pasión y valor, y que gracias al duro trabajo ocupa hoy un lugar que la hace merecedora del respeto de la comunidad internacional. Ese colectivo, que trabaja, que produce con características singulares, que hace arte, y crea riqueza en la búsqueda de la felicidad y la paz, reserva espacios y oportunidades para quienes desean encontrar un lugar para invertir, disfrutar, o lo más simple, vivir.

Eso que hemos venido haciendo desde el grito de Independencia adquiere una personalidad resultado de la inventiva local con aprobación social. No había que ir demasiado lejos. Estaba entre nosotros. Y empuja a estimularnos, reanimarnos, reemprender el vuelo y avanzar en la ruta que permitirá apuntalar a República Dominicana como una nación que puede ser lugar para todos.
Falta, como siempre, poner un poco más de nosotros, y lo estamos haciendo. Y continuaremos con los ¡Brazos abiertos para el mundo!

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