El presidente Luis Abinader se estrenó anoche en el Debate General de la Asamblea de la ONU, con un discurso abarcador que estuvo a la altura del solemne escenario.
En su enfoque multilateral, bien a tono con el actual mundo interconectado, no podía estar ausente el calamitoso impacto del COVID-19.

Es que la pandemia, como correctamente plantea el mandatario dominicano, ha sido la peor catástrofe en mucho tiempo y su efecto, aún latente, obliga a las naciones a renovar y fortalecer vínculos de cooperación y solidaridad.

Igualmente acertadas fueron sus menciones al cambio climático y al calentamiento global, y al nudo gordiano que para los países en desarrollo representa el endeudamiento, punto en el que enrostró a las naciones más ricas el haberse llevado injustamente la mayor tajada de los US$650,000 millones que asignó el FMI para fortalecer la liquidez mundial, al ser distribuida por cuotas.

También fue valiente su pronunciamiento de que a nuestros países les dejan como única opción, ante la crisis financiera y el endeudamiento por la pandemia, el incremento de impuestos con sus consecuentes presiones sociales y posibles alteraciones de la paz.

En su alocución Abinader puso el dedo en la llaga con el tema haitiano, lo que se daba como un hecho pero es probable que nadie imaginara que lo haría de manera tan categórica al pedir que la comunidad internacional se hiciera cargo de ese país porque: “Ante la división actual que existe entre el liderazgo haitiano, y la peligrosa presencia de bandas criminales que controlan una buena parte de su territorio, los haitianos por sí solos no podrán pacificar su país”.

Fue más incisivo al sugerir que debido a esa realidad en Haití no se pueden garantizar las condiciones para establecer un mínimo de orden.

Desde el litoral vecino se podría argumentar que eso es intervenir en cuestiones internas de un Estado soberano, pero lo que pretende es advertir a los países agrupados en la ONU: “No hay, ni habrá jamás una solución dominicana a la crisis de Haití”.

Independientemente del qué dirán, bien por nuestro presidente.

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