Las palabras del pasado domingo del arzobispo metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, mediante las cuales exhorta a la población a ejercer su derecho al voto, a participar para decidir la suerte del país, son similares a las contenidas en el mensaje de la Conferencia del Episcopado de enero pasado, en ocasión del Día de la Altagracia.

Entonces, la Iglesia resaltó el valor del voto “como un derecho y un deber de conciencia que no debe estar motivado por intereses personales” y exhortó a votar por “personas honestas que ofrezcan garantías de futuro a la Patria, por partidos que defiendan la vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural, y que custodien los valores supremos de nuestra Nación…”.

Igual la Iglesia católica advirtió en la ocasión sobre la compra del voto como una “práctica corrupta e ilícita de compra y venta de cédulas a la vista de todos…”.

El domingo, Ozoria reafirmó ese discurso al resaltar la necesidad de que la ciudadanía participe en las próximas elecciones: “No podemos quedarnos al borde viendo el revolú de la política. Si no participamos, le estamos dejando el campo de acción a los malos, a los corruptos para que sigan ellos”.

Como los católicos, igual vemos a los evangélicos decididos a influir a sus fieles en la toma de decisiones. El pasado 16 de enero, el Consejo Dominicano de la Unidad Evangélica (Codue) llamó, en una amplia coincidencia con el documento de la Conferencia Episcopal, a que las elecciones se caractericen por el civismo y a que los ciudadanos voten por valores y “no por colores”, por candidatos con propuestas creíbles. Votar por candidatos defensores de valores como el derecho a la vida, la defensa de la soberanía y la identidad nacional y en rechazo a la corrupción.

De nuevo, ayer, el Codue renovó su convocatoria “a emitir un voto de conciencia, que contribuya con el proceso democrático y fortalezca el combate a la inseguridad ciudadana, la corrupción, la impunidad, los feminicidios, abusos, desigualdades e injusticas…” y que se establezca una cultura de paz.

Es más que evidente que los cristianos asumen un rol activo en el actual proceso electoral.

Esperemos que esas expresiones fortalezcan la participación democrática.

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