Las medidas para contrarrestar el avance de la COVID-19 están estrechamente ligadas a las conductas de las personas, tal como lo indica el slogan universalizado que dice: “Hasta el momento, la única cura que existe contra el Coronavirus COVID-19 eres tú”. En consecuencia, el éxito de todas las políticas públicas dependerá de las actitudes de la población, de su comportamiento.
Por eso, la insistencia extrema, sin pausa, de los entes más activos, es la reiteración, todas las veces que sea necesario, en el sentido de que la gente entienda que debe someterse a un determinado comportamiento, a un protocolo de desempeño en sus rutinas, sea en los casos de quienes tienen que exponerse en las vías públicas o quienes se encuentran recluidos en sus viviendas bajo el otro slogan: ¡Quédate en casa!

En la promoción de esos criterios participan todos los seres de buena voluntad bajo el liderazgo de los gobernantes. Pero siempre va a depender de las personas.

Se explica una y otra vez la necesidad de utilizar mascarillas, de lavarse las manos, de no exponerse a salir del hogar si no es estrictamente necesario… y pese a ello, hay quienes se desentienden.

Las autoridades, y en este caso, las represivas, no han tenido más alternativa que, en medio del estado de emergencia, estructurar regímenes de sanciones que obviamente sólo tienen un propósito disuasivo.

Se penaliza a quienes salen sin mascarillas, a los violadores del toque de queda, a las empresas especuladoras, etcétera. Pero mucha gente no hace lo debido, tanto en el plano individual como en los casos de las organizaciones que actúan al margen de las normas.

Asimismo, algunos se quejan de la flojera de las autoridades en hacer cumplir las disposiciones administrativas implantadas. Pero la realidad es que si los pobladores no ponen de su parte, si no se someten a las reglas, ¿qué pueden hacer las autoridades, más allá de lo razonablemente posible?

Definitivamente, hay que entender que el combate de la COVID-19 depende en alto porcentaje de la gente, y que a veces exigimos a las autoridades mucho más de lo que deben y pueden hacer.

Por mucho, depende de la gente.

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