Recientemente se inauguró el “Primer Congreso de Identificación y Apoyo Educativo al Alumnado con Altas Capacidades Intelectuales del Sistema Educativo Dominicano”.

El evento es para conocer las experiencias de otros países y aplicar mejores prácticas en la inclusión integral de estos niños y jóvenes en beneficio de ellos, de sus familias y de la nación. Actualmente, las autoridades han identificado 95 alumnos con cualidades excepcionales en escuelas públicas, y podrían ser más si se abarcaran los colegios privados.

Antes se les llamaba genios o superdotados, una calificación ya desechada, ahora se los identifica con pruebas sicométricas, porque aprenden más rápido, su vocabulario es muy amplio, tienen buena memoria, alta creatividad e imaginación y capacidad de observación.

Sucede también que, al crecer en hogares y en un sistema educativo que no les ofrece respuestas adecuadas, pueden presentar dificultades, se aburren con contenidos que les resultan demasiado fáciles, en su casa no son entendidos y pueden sufrir aislamiento, discriminación de sus pares y hasta de sus maestros, que no siempre están preparados como para educarlos adecuadamente.

La escuela, los padres y familia por indicación de los maestros, tienen que trabajar su autopercepción y su autoestima, pero el desafío, más que del alumno, es del sistema educativo, que debiera asegurar, diseñar y orquestar condiciones que posibiliten la permanencia, su participación e inclusión en la enseñanza desde los parámetros de la calidad educativa, que debe valorar y sistematizar con coherencia una atención equitativa para todos.

La escuela debe adaptarse al estudiante, no al revés, por lo que brindarles mejores oportunidades, medios flexibles y currículo creativo, evitará la deserción y la etiqueta que da lugar al estigma y a la discriminación que sufren los chicos cuando sobresalen.

Más que programas especiales y escuelas diferenciadas, se necesita una educación de calidad con adecuada preparación docente para responder a la diversidad en el aula, porque los alumnos con altas capacidades necesitan una oferta curricular más amplia que la existente.

Esta iniciativa, que apoyamos, no debe agotarse en identificar a estos alumnos por parte del Minerd, sino que debe involucrar a las familias, a las comunidades educativas y a la sociedad, porque se trata de garantizarles un futuro en el que puedan aportar al país todo lo que hayan aprendido en su paso por las aulas.

Posted in Editorial, Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas