ADOZONA vaticina 2023 será otro año récord para las Zonas Francas
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El primero mayo ha sido históricamente una jornada gloriosa desde que un grupo de trabajadores de la fábrica McCormick de Chicago fueron salvajemente reprimidos en 1886.

En honor a esa lucha, 33 años después, la OIT proponía la jornada de ocho horas y la adoptaba como el Día Internacional del Trabajador, de manera que es una fecha para conmemorar y honrar a los mártires y a todos los que dieron su vida en defensa de los intereses de los trabajadores.

En República Dominicana, aunque la libertad sindical está consagrada en la Constitución y el país es signatario de convenios (87 y 98) de la Organización Internacional del Trabajo, la jornada ha perdido significación y solo alcanza para tímidos actos promovidos por las “centrales sindicales” sin sustancia ni influencia.

Contribuye que son muy pocos los trabajadores sindicalizados, y que el mayor empleador del país, que es el propio Estado, no permite la afiliación de sus empleados a ningún gremio y también que los pactos colectivos pierden vigencia y son prácticamente inexistentes.

A la enorme cantidad de trabajadores informales se suma una considerable fuerza laboral que no tiene representación alguna, ya que los pocos sindicatos que existen no tienen capacidad de movilización ni de incidir en la agenda pública.

Además de que las formas de producción están cambiando con la incorporación de diferentes maneras de crear riquezas a partir de fuerzas motrices distintas a la tradicional “clase obrera” (teletrabajo, zonas francas, turismo…) y grandes conglomerados que concentraban miles de trabajadores se convirtieron en franquicias que a su nombre y logo otros elaboran productos en millones de establecimientos desparramados por el mundo.

Así llega este primero de mayo al mundo, con marcados retrocesos en cuanto a la situación de los trabajadores.

En muchos países, como en el nuestro, las fechas de los feriados se cambian, lo que equivale a vaciar de significado la conmemoración para convertirla en un simple día libre.

Recibamos entonces en República Dominicana este Día Internacional de los Trabajadores como una jornada ideal para plantear el debate sobre un nuevo código laboral, sobre una nueva ley de seguridad social y la necesidad de reformar el actual sistema de pensiones.

Asimismo, para exigir que ningún derecho laboral obtenido pueda ser soslayado ni eliminado.

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