No queda de otra que convenir en que hay que ser más fuertes con los motociclistas y las motocicletas en dos vertientes, pues la mayoría de los delitos se comete con este tipo de vehículo y porque República Dominicana tiene la tasa más alta en América Latina de muertes de motoristas.
Pero atención al momento de aplicar correctivos, porque se corre el riesgo de que las medidas no vayan al meollo del problema, y que las autoridades encubran su responsabilidad e ineficiencia en dos temas nodales como el registro y control de las motocicletas y el plan de seguridad ciudadana
Es lo que podría ocurrir si se prohíbe que a determinadas horas circule más de una persona en motocicleta, lo que violaría la Ley 63-17 de tránsito y la seguridad vial, que en su artículo 78 reza: No podrán transportarse más de dos personas, incluyendo al conductor en una motocicleta.
Con tal disposición, además de vulnerar el derecho fundamental de transitar libremente, resultaría delicado para la existencia del Estado de Derecho que un decreto o resolución transgreda la Constitución y las leyes.
Talvez el Intrant debiera ocuparse, no de que se movilicen dos personas en una motocicleta, sino de que luego de 18 meses y sucesivas prórrogas, solo están registradas 800 mil de las 2.8 millones de motocicletas que circulan; o sea, solo el 27.2%, pero la preocupación es que no se monten dos.
El Intrant tiene tareas básicas pendientes incluidas en la ley, como que el “motoconcho” esté debidamente identificado con placa y chaleco retro-reflectivo; que utilice casco protector y tenga una licencia de conducir aprobada por la entidad. Incluso, se duda de la aplicación de la normativa que obliga al registro del vehículo en el ayuntamiento de cada municipio.
Es grave también y evidencia de ausencia de sensibilidad humana, que con la tasa más alta en América Latina de muertes de motoristas, no se implementen políticas públicas para contrarrestarlo, pero más que la estela de luto y dolor por los muertos y lesionados, lo que ocupa la atención no es que fallezca el motorista, sino que se monten dos en el motor.
La otra “inspiración” para que no anden dos personas en motores es la seguridad ciudadana, una disposición extraordinaria que indica, a todas luces, que el plan, que se supone integral, cojea, que algo anda mal o no son satisfactorios los resultados.
Además de ser una medida de aplicación restringida ante un flagelo como el de la delincuencia y la criminalidad, que es una realidad nacional.