La región Sur, la más deprimida y con menor índice de inversión pública, ve aproximarse el último año de gestión de su presidente Danilo Medina y su ministro de Obras Públicas Gonzalo Castillo, con la incertidumbre de que dos obras fundamentales para la transportación y la movilidad, sean ejecutadas y terminadas.
Son dos obras con un impacto muy especial para las provincias donde deben materializarse y para toda la región, para el transporte y las actividades productivas y de servicios.
Hablamos de dos circunvalaciones, en las carpetas del gobierno desde el inicio de esta Administración en 2012, las de los municipios de Baní y Azua. Ambas muy reclamadas y anunciadas. Ambas mejorarían la habitabilidad en esas ciudades, sometidas al tráfico de toda la transportación desde y hacia el Sur. Además, disminuirían el tiempo de traslación y los costos por la reducción del gasto en combustible que conllevan los taponamientos en esos municipios.
En el caso de Azua hubo algún movimiento de tierra, pero los trabajos no llevan la celeridad deseada, aunque se habla de una ejecución de RD$3,872.5, millones en lo que va de año. En el caso de Baní, un debate sobre el curso de la misma ha sido la excusa perfecta para no tratarla con la prioridad que merece.
No sabemos hasta dónde influirá el dato de que esos proyectos están fuera del “corredor del progreso”, que se impulsa en las regiones y ciudades que acaparan la inversión pública.
Del total de la inversión ejecutada entre los meses de enero y junio de 2019, se destinaron RD$9,907.6 millones (43.7%) a la región Ozama, es decir, al Gran Santo Domingo.
En la región Cibao Norte, se invirtieron RD$3,561.6 millones (15.7%) en mejoramiento de la infraestructura vial y otras obras.
Obras relativamente pequeñas como dos circunvalaciones, claves para una región que tiene a un Presidente de la República y al ministro de Obras Públicas en ejercicio, sería una pena que no sean terminadas en esta gestión.
