Cada 15 de octubre se celebra el Día Internacional del Bastón Blanco, una fecha que reconoce esta herramienta que forma parte de la autonomía de las personas invidentes y busca impulsar prácticas de ciudadanía responsable y seguridad vial.
En nuestro país la Fundación Francina, liderada por Francina Hungría, realiza desde 2014 actividades de educación y generación de opinión pública en torno al tema.
La fecha, y la campaña a la que da origen, se retoman después de dos años de pandemia con actividades que concluyen con la segunda edición del Congreso Internacional de Accesibilidad Urbana “Movilidad, Empleabilidad y Productividad en la República Dominicana”.
Esa campaña busca crear conciencia sobre la accesibilidad en los espacios públicos para personas discapacitadas, concienciar sobre la seguridad vial y su impacto en la autonomía de todas esas personas.
Entre las actividades por desarrollar figuran los Recorridos de Bastón Blanco, caminatas en las que líderes de opinión recorren calles con los ojos vendados y un bastón, bajo la guía de una persona ciega que conversa con ellos sobre los obstáculos y la necesidad de construir espacios públicos más accesibles.
Al congreso mencionado se invita a tomadores de decisiones y a formadores de opinión pública para discutir temas de movilidad sostenible, el cambio climático y la enorme cantidad de accidentes de tránsito y sus consecuencias.
Según el Observatorio Permanente de Seguridad Vial, entre 2016 y 2019 fallecieron 12,132 personas en el país en accidentes viales y 425,576 terminaron con lesiones.
El llamado de atención de la campaña del bastón blanco es para las autoridades, a los que toman decisiones sobre planificación urbana, a los encargados de educar a la población y a los formadores de opinión.
Se trata de considerar a los invidentes, y a todos los discapacitados, como personas con derecho a una vida digna, esto es que la ciudad donde viven, los lugares donde trabajan, las escuelas a las que asisten, les garanticen la posibilidad de acceder por sus propios medios.
Se trata de considerarlos personas con capacidades diferentes y superar de una vez por todas esa falacia de normalizar que valen menos y llamarlos minusválidos.