Después de los cuatro años de odio, intolerancia, absurdos, de pretendida supremacía blanca, de tensiones y agresiones, prejuicios y rechazos, de aislacionismo y menosprecio de líderes, de irrespeto a los acuerdos internacionales y a la convivencia razonable con el mundo, Estados Unidos retoma su aliento con la presencia de Joe Biden en la Presidencia, después de un proceso electoral agitado y una transición que se tornó violenta, con el asalto a una institución fundamental: el Congreso, instigado por el saliente Donald Trump.

La gran nación sobrevivió todo eso y ayer dijo al mundo que “ha prevalecido la democracia” en la voz del nuevo presidente, quien hizo un ardiente llamado por la unidad nacional, sin renunciar con coraje a un empeño serio por derrotar a quienes recurrieron a la violencia: “los supremacistas blancos y los terroristas nacionales”.

Estados Unidos inaugura una nueva época, que vendría a ser la continuidad del espíritu unificador que impulsó la presidencia de Barack Obama, que lamentablemente fue quebrado con los resultados electorales de 2016.

El nuevo presidente asume con una situación política que no podía ser más difícil, agravada por la pandemia de la COVID-19, manejada de la peor forma por un presidente que alentaba la resistencia a usar las mascarillas y el incumplimiento de los protocolos de protección personal y boicoteaba las políticas de los Estados de contención del virus. Una locura.

Todo ha derivado en una crisis económica que ha llevado a la muerte a miles de ciudadanos, a la quiebra de empresas, y a la pérdida de empleos.

El presidente Biden debe superar todo eso. Una carrera de entrega a su Nación y su compromiso de servir a todos los estadounidenses, a quienes lo apoyaron como a quienes no lo hicieron, lo orientará por el mejor camino.

El presidente Biden, sereno, persistente, trabajador, firme promotor de la unidad y el amor, de la grandeza y de la bondad, es la oportunidad de los Estados Unidos para recomenzar y recuperarse, para reparar heridas, y reparar también las alianzas, el multilateralismo, y reencontrarse, como él dijo, con el mundo, deseoso de trabajar por el progreso de la humanidad.

La democracia ha triunfado en EE.UU.

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