En su comparecencia del miércoles ante la Cámara Americana de Comercio, Román Jáquez Liranzo, presidente de la Junta Central Electoral, hilvanó una disertación que a la postre imprimió certeza de que para los comicios del 19 de mayo se camina sin sobresaltos.

Reconfortaron sus garantías de que el montaje marcha “viento en popa”, expresión manida que podría asumirse como un simple decir, pero que al conocerse en detalle lo que se ha hecho y las previsiones para durante la fecha estelar, podríamos reforzar con otro cliché, y es que la JCE navega “con el viento a su favor”.

El terreno ha sido abonado para asistir a un certamen sin cabos sueltos, con la ventaja de que ahora el órgano electoral ha construido -en el seno de la sociedad dominicana- confianza y legitimidad.

De la existencia de algunos ruidos, no sería justo inferir falta de transparencia en la relación de la JCE con los partidos, agrupaciones y movimientos políticos, porque como meros observadores a distancia ha existido un diálogo abierto y constante, sin constancia de decisiones que contravengan leyes y la Constitución, ni adoptadas a contrapelo de las sugerencias y opiniones de los partidos.

Para el buen entendedor, Jáquez Liranzo reiteró que el protocolo para la seguridad de la cadena de custodia y de los recintos electorales está a cargo de la Policía Militar Electoral y, además, detalló la diafanidad del proceso de estructuración y reestructuración de las 158 juntas electorales.

No es que se denieguen reparos a los partidos políticos; a ellos y a sus representantes les asiste el derecho de velar para que sus intereses estén plenamente garantizados, así como la instancia que debe organizar y administrar el proceso no puede renegar de su grave responsabilidad.

Se transita, a 9 días de la fecha clave, por una ruta crítica que no permite el mínimo descuido ni desvío; estamos en un punto sin retorno en el que lo único que procede es que la JCE ultime detalles y se cumpla lo prometido por Jáquez Liranzo: las garantías de unas elecciones limpias, seguras, pacíficas, dignas, transparentes y justas.

Y ojalá que no haya distracciones y se acoja el llamado a la dirigencia política de que exhorte a sus miembros a proceder con prudencia y civismo.

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