Al desearles un buen viaje y mejor regreso cuando nuestros atletas olímpicos partieron hacia Tokio, este diario editorializó el miércoles 21 de julio que aunque era aventurado vaticinar medallas pues ni los expertos se atrevían, no aspirábamos a más de que nuestros competidores retornaran con una sonrisa, la frente en alto y la más importante de las diademas: el orgullo de haber reafirmado que la República Dominicana es auténtica y grande.
Sin especificar predicciones, sí sabíamos algo y así lo dijimos: “Tampoco hay que llamarse a engaños, pues hasta en estas competencias del máximo nivel hemos sabido salir airosos porque cada atleta lleva consigo nuestra bandera, que es como llevar a todo un pueblo que disfruta y valora cada victoria como algo suyo y que le pertenece”.
Y efectivamente. Nuestros atletas, como todo dominicano que cuando le toca representar o defender a su país en cualquier circunstancia o escenario se lo coge muy a pecho, salieron airosos de Tokio 2020 con su mejor desempeño histórico en este tipo de evento. Tres medallas de plata y dos de bronce; cinco en total, la máxima cantidad y cuatro más que Río 2016 y primera presea por equipo en algo tan emblemático para el país como el béisbol.
¿Qué más se puede pedir? Solo decirles a los medallistas y con ellos a la delegación completa, que nos mantuvieron en vilo y con el corazón acelerado; que nos han dejado satisfechos y que estuvimos presentes para alentarlos en cada competición, que fueron dignos representantes al dar lo mejor de sí.
Lo logrado representa mucho para República Dominicana y habla muy bien del movimiento olímpico que ahora tiene el reto de mejorar. Esos medallistas, y lo que estuvieron cerca de lograrlas, desde ya tienen que enfocarse en las competiciones regionales y continentales por venir y en París 2024.
Así como el apoyo a los atletas ha traído estos resultados, debemos recalcar que son muchas las disciplinas que se practican en nuestro país, casi siempre a puro pulmón, por lo que resulta evidente que el apoyo estatal al deporte aficionado, a esas canteras formadoras de talentos, será la mejor garantía de cosechar glorias futuras.
