Estremeció al mundo, por su impactante y explosivo contenido, un informe publicado el lunes con el resultado de los estudios del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, un organismo de científicos convocado por las Naciones Unidas.
Baste mencionar que la temperatura de la Tierra ha subido desde el siglo XIX 1.1 grados Celsius y dentro de dos décadas podría llegar a 1.5 grados, lo que desde ya asegura al mundo un futuro más caluroso.
Fíjense lo que nos espera, según este informe: “Cientos de millones tendrían que luchar por el agua debido a las graves sequías. Algunas especies animales y vegetales que hoy en día viven, desaparecerán. Los arrecifes de coral, que sustentan la pesca en amplias zonas del planeta, sufrirán con mayor frecuencia muertes masivas”.
Los dominicanos debemos tomar nota al respecto, porque aparentamos indiferencia ante el calentamiento global y, en consecuencia, ante el cambio climático.
Con más razón tiene que preocuparnos nuestra condición insular, lo que nos hace más vulnerables a la variabilidad del clima.
Es una alerta con la que la ONU nos recuerda que no se puede hablar del cambio climático y del calentamiento global como algo del futuro, sino de ahora mismo, porque quizá mañana sea tarde.
En cuanto a República Dominicana, no significa que estemos tan mal encaminados, pues desde el primer momento militamos en el Acuerdo de París y formamos parte de las naciones del COP21, como también es ostensible el incentivo de la producción de energía limpia y renovable para el aprovechamiento del sol, el aire y el agua.
Incluso en el discurso de nuestros gobernantes figuran temas como la reforestación, la preservación y protección de los parques nacionales y del recurso agua.
Nos faltaría un empeño más sostenido e invertir cuanto haga falta, además de la creación de conciencia, desde la escuela, con la primera infancia incluso, como única garantía de un mejor futuro.
El calentamiento global no es una amenaza difusa, es una realidad que nos empuja hacia la posibilidad de un planeta vacío, donde los humanos se sumen a las especies extinguidas.
