Que el Gobierno tenga que destinar anualmente entre el 20 y 23 por ciento de sus ingresos tributarios para pagar los intereses de la deuda pública, es una condicionante muy retadora para el manejo de las finanzas públicas.

Es un espejo del alto grado de inflexibilidad de la estructura del Presupuesto General del Estado. Una rigidez muy alta, tomando en consideración que hay en torno al Presupuesto público muchas necesidades y prioridades.

Los ingresos tributarios son los que se generan en el cobro de tributos, que son impuestos, tasas, contribuciones y otras cargas. Esa categoría de ingresos representa más del 95 por ciento de los ingresos fiscales, que son todas las fuentes que alimentan las arcas del Estado.

El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Pavel Isa Contreras, dijo en la entrevista semanal de elCaribe y CDN que República Dominicana no es un país particularmente endeudado, pero que hay que preocuparse porque se está gastando en pagar los intereses de la deuda entre un 20 y 23 por ciento de las recaudaciones tributarias.

La preocupación no solo debe ser para los diseñadores del Presupuesto. El pago del endeudamiento debe preocupar a recaudadores y a contribuyentes, porque al final estos últimos son y serán los que aporten con sus impuestos, los recursos para pagar la deuda pública.

Es entendible que la preocupación primaria comience por el sector público, principalmente por los hacedores de la política de ingresos y gastos. Porque estructurar un presupuesto cuando de entrada se tiene una fuerte muralla de gastos, difícilmente movible, es ya una tarea muy compleja.

Se parte de un escenario que refleja un sistema tributario cuyo aporte se consume casi en una cuarta parte en una sola función, el pago de los intereses de la deuda pública. Las tres cuartas partes restantes van para las demás prioridades, incluidas salud y educación.

La deuda pública, que en la parte concerniente al sector público no financiero representa el 47 por ciento de la producción nacional, es ya y seguirá siendo el principal foco de atención en el país.

No es que estemos al borde de una crisis, como bien lo aclaró el ministro Isa Contreras. Pero tampoco es para echarnos a dormir como la liebre en su carrera contra la tortuga. Mejor irle poniendo atención al tema. Porque para luego podría ser tarde.

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