Celebremos a la Cruz Roja Mundial y a la Media Luna Roja en ocasión de su día, y muy particularmente a la Cruz Roja Dominicana, que lleva 93 años al servicio de los dominicanos, generalmente con muchas precariedades, pero con una alta vocación de entrega, sea ante las personas individuales y en cualquier situación dramática que requiera de su intervención.
La Cruz Roja nació por iniciativa de Henry Dunant, quien auxiliaba a los soldados heridos en 1859 en la batalla de Solferino, una localidad de la provincia de Mantua, Lombardía, Italia. Luego el humanista promovió ante líderes políticos medidas de protección en favor de las víctimas de la guerra. Abogaba por un tratado que obligara a los ejércitos a asistir a los soldados heridos y en general a las víctimas de la guerra.
Así, desde 1863 se constituyó el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), con la misión de asistir a las víctimas de los conflictos y enfrentamientos armados en todo el mundo y promover el respeto al derecho a la protección de esas personas de parte de los Gobiernos y de todos aquellos involucrados.
Hoy día, la Cruz Roja ha extendido sus operaciones a todos los países, y en República Dominicana es una auxiliar de los poderes públicos en la misión de “prevenir y aliviar el sufrimiento humano, mejorando la situación de las personas más vulnerables, con absoluta imparcialidad y sin discriminación de raza, nacionalidad, sexo, clase social, religión u opinión política”, como ha dicho su directora nacional Ligia Leroux de Ramírez.
Precisamente, en estos tiempos de pandemia, ahí está la Cruz Roja cumpliendo su misión, y obviamente, la división dominicana juega su papel.
Entidades como ésta marcaron el rumbo solidario de la humanidad y deben ser apoyadas para que cumplan su propósito a perpetuidad, para lo cual los estados y los ciudadanos deben brindarle colaboración.
En su día, 8 de mayo, saludamos a los voluntarios y a todo el personal de la Cruz Roja Dominicana presentes en toda circunstancia.
