La incompetencia rampante de la ONU y su estatus atemporal, por sus principios inspirados en una realidad de hace 75 años que no refleja la división actual del mundo, quedó al desnudo en Ucrania y se expone mucho más ahora en la Franja de Gaza.

Una frase de António Guterres retrata la indefensión e inutilidad del organismo: “La historia nos juzgará”, que ante la incapacidad para resolver problemas concretos y puntuales, apela al juicio de la posteridad.
El escenario de esa remanida frase fue la sesión de la Asamblea General del 28 de octubre pasado, ante la imposibilidad del organismo para votar siquiera un alto al fuego.

La ONU “tira la toalla” porque el apagón la deja sin líneas (telefónicas/Internet/redes móviles cortadas) y porque los intensos bombardeos de Israel imposibilitan a sus ambulancias llegar hasta los heridos. Pero lo peor, lo que violenta las más elementales reglas humanitarias para los conflictos bélicos, es que se declara fuera de contacto con su personal y con sus instalaciones de salud.

Por eso, ante la indefensión del organismo y la propia, Gutérres invoca a la historia para que nos juzgue, pero la realidad es que la historia los juzgará a ellos, a los líderes mundiales, por su rejuego geopolítico inhumano y por su doble moral, al condenar hechos y sancionar en una guerra y hacer mutis y hasta apoyar actos de barbarie en otra.

No le asignan valor al ruego piadoso, ante la exagerada respuesta militar israelí contra un grupo de fanáticos que ni siquiera es un ejército, de entidades como Human Rights Watch (“castigo por los crímenes de guerra en Gaza”), Amnistía Internacional (“bloqueo ilegal e inhumano”), y del papa Francisco (“muchas víctimas inocentes”).

Con esto no puede haber lugar para medias tintas ni para discursos ambiguos ni justificados en que fueran primeramente terroristas de Hamás los que tomaron rehenes en territorio de Israel a civiles judíos, una barbarie que también resulta injustificable.

La legítima defensa y el uso de la fuerza están normados por diferentes tratados internacionales; no se puede combatir el terrorismo con un terrorismo todavía más brutal.

De ahí que la desproporción de la respuesta de Israel no puede contar con el respaldo de nadie en su sano juicio, pero también porque el exterminio del pueblo palestino que habita en la Franja de Gaza, se tiene que evitar por todos los medios.

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