Ayer se celebraba el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que tiene como antecedente la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del 26 de agosto de 1789, en Francia, que constituyó un paso fundamental en la historia de la humanidad en el proceso de establecimiento de las libertades democráticas. Asimismo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que vino a robustecer los paradigmas libertarios para el ejercicio de los derechos ciudadanos.
El artículo 19 de esa declaración reconoce que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión y que ese derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Posteriormente, el Pacto Internacional sobre los Derechos Civiles y Políticos, aprobado por la resolución del 16 de diciembre de 1966 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, avanzó en la misma dirección, lo mismo que la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, conocida también como Pacto de San José, Costa Rica, que reconoce también el derecho a la Libertad de Expresión.
La Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión adoptada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su 108° período de sesiones en Octubre del año 2000, en su artículo primero consigna que “la libertad de expresión, en todas sus formas y manifestaciones, es un derecho fundamental e inalienable, inherente a todas las personas. Es, además, un requisito indispensable para la existencia misma de una sociedad democrática”.
La Constitución dominicana instituye en su artículo 49 lo siguiente: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, por cualquier medio, sin que pueda establecerse censura previa”.
Todo este legado debe ser profundizado. Debemos seguir construyendo nuevos espacios para avanzar en el ejercicio de las libertades. No deben existir mecanismos de presión que tiendan a limitarla.
Deploramos la agresión de que fue víctima precisamente ayer la periodista Deyanira López, de CDN, mientras cumplía su misión en un tribunal de Santiago.
