Finalmente, la Liga Municipal Dominicana (LMD) entró a la agenda del nuevo gobierno, según se desprende de las declaraciones del ministro administrativo de la Presidencia José Ignacio Paliza.
Aunque no parece una decisión de Estado, sino del Partido Revolucionario Moderno (PRM), el ministro Paliza anunció la creación de una comisión con el propósito de elaborar un proyecto para reformar la LMD, “para conectarla con la realidad de la municipalidad moderna”.

La historia de la LMD es harto conocida, y hace tiempo que se cuestiona su razón de ser, ya que existe consenso de que es parte del pastel que se reparten quienes ascienden el poder con posibilidad de decidir la elección de su secretario general y manejarla como casa de empleos.

La idea del ministro es que para la elección del nuevo secretario general en enero, ya se haya aprobado la reforma, pero es obvio que una iniciativa de esa naturaleza tendrá que pasar por el Congreso Nacional.

En atención a la tradición, no es muy seguro que se conozca y apruebe un proyecto de ley de esa naturaleza en tres meses. Naturalmente, si esa es la voluntad de quienes gobiernan, no hay que descartar que ocurra. El oficialismo tiene mayoría en el Congreso, y si propicia debates democráticos lo más probable es que otras fuerzas se sumen al empeño.

La Liga Municipal, tal y como es, por sus orígenes y cómo funciona, hace tiempo que debió ser modificada. Para algunos, preferiblemente eliminada, y crear un órgano de formación para la gestión municipal.

La Liga maneja o “distribuye” los recursos de los cabildos, sin necesidad, porque estos son gobiernos locales que operan según la ley de organización municipal 176-07. Por demás, su misión de “asesora” es una mera formalidad que no se cumple. Tampoco tiene capacidad de fiscalización, que está en manos de la Contraloría en el gobierno central y la Cámara de Cuentas para el control externo.

Lo ideal sería que la Liga no exista más. Pero es muy difícil que los políticos, nuevos o viejos, renuncien a este tipo de aparato para sustentar la clientela.

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