El dicho popular “más cara la sal que el chivo”, al igual que otro, “la medicina peor que la enfermedad”, están reservados para cuando el esfuerzo invertido o los resultados esperados quedan muy por debajo de las expectativas que se tenían sobre una determinada cuestión.
Apelamos al refranero para advertir sobre un tema que salió a relucir en la mesa de trabajo que aborda las alzas de precios y sus posibles soluciones, convocada por el presidente Luis Abinader.

Se trata de no sobredimensionar el impacto que pudiera tener en la economía y en la población la crisis mundial de los precios, en atención a que es coyuntural, transitoria, aguijoneada en el caso dominicano por factores externos.

Si se precipitan medidas de choque, como abusar de los subsidios y otras con el mismo efecto se podría, a la postre, frenar la reanimación económica que se empieza a sentir.

Esa línea de pensamiento conduce a ponderar el actual escenario de alzas de precios como lógico por el aumento de la demanda al salir de una crisis histórica trastornadora.

Todo apunta a que, al igual que en las grandes crisis pasadas, se trata de una inflación que no va a durar mucho tiempo.

En esa tesitura también está el gobernador del Banco Central, que en el mencionado encuentro fue enfático al resaltar que el país va por el camino correcto y que, sin que haya crisis fiscal ni monetaria, con una buena política agropecuaria ese incremento sería temporal.

Sin exagerar la nota, lo que procede es la búsqueda de soluciones puntuales para abordar la actual escalada, pero coincidimos plenamente con Héctor Valdez Albizu en que esto es transitorio y en que la economía y sus indicadores esenciales, marchan correctamente.

Afrontar una situación coyuntural con medidas extremas puede llevar a que la economía se acomode en una falsa zona de confort apoyada mayormente en subsidios y se tarde todavía más en impulsar la recuperación esperada.

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