El estremecimiento de la conciencia pacífica desatado por el asesinato brutal de los esposos Joel Díaz y Elizabeth Muñoz Marte el pasado miércoles en Villa Altagracia por agentes policiales, hace inevitable fijar la mirada en la organización que les brinda cobija. Y reflexionar acerca de la necesidad de transformarla.
Hasta ahora, los gobiernos democráticos han sucumbido en lograr el propósito de modificar la Policía de cuerpo represivo a protector de ciudadanía. Su estructura parece impedir que el más elevado empeño con ese propósito lo consiga. Apenas hace semanas que el director actual de la Policía hablaba de cómo había cambiado la institución de aquellos años remotos hasta estos días, pero la realidad resulta tan brutal que sus palabras quedan desmentidas por un hecho tan infame como ese asesinato. Dos inocentes pastores recién casados sin el más leve dejo de agresividad, a quienes no se les permitió siquiera identificarse.

Y ese hecho, detonante de lo que sigue predominando en el accionar policial, indica que hay que trabajar con mayor determinación, con toda la voluntad para producir una modificación.

Además de su vocación represiva, es la corrosiva actitud de algunos individuos que la ven como una oportunidad para enriquecerse. Y esa gente no debe tener cabida en sus filas.

La Policía debe estar en manos de servidores, sometidos a prueba de manera constante, y especialmente, bajo un riguroso sistema de vigilancia, no solo de la ciudadanía, sino de un eficiente y disciplinado cuerpo de control, el cual no debe depender de la voluntad de ninguna autoridad jerárquica interna.

Trabajar seriamente en la creación de un sólido cuerpo de seguridad interna, con fuertes vínculos con el ministerio de Interior y Policía y la Procuraduría General de la República, es vital para limpiar a la Policía, para exterminar las lacras que la instrumentalizan con propósitos particulares, dañinos a la misión de servir a la gente.

Pero todo va a depender de la voluntad del principal ejecutivo nacional y del Ministerio responsable de la investigación criminal, que a fin de cuentas, necesita auxiliares con capacidades y entereza que les permitan cumplir con su misión para bien de la seguridad de los dominicanos.

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