El mes de abril representa para los dominicanos la memoria histórica de las luchas en defensa de la soberanía nacional. Si el 24 de abril de 1965 marca la fecha en la que el pueblo en armas reclamó el retorno sin elecciones a la constitucionalidad tronchada en 1963, el 28 de ese mismo mes y año constituye un baldón de oprobio por la segunda invasión de Estados Unidos a nuestro territorio en el siglo.

Fue el presidente demócrata de los Estados Unidos, Lyndon Johnson, quien ordenó esa intervención militar contra nuestro país, despues que los constitucionalistas se habían claramente impuesto en el terreno militar, para brindar el apoyo estadounidense a un grupo de militares y civiles de triste memoria.

Mantener con vida esa historia en la conciencia del pueblo es una tarea que tiene que ver con la esencia de la dominicanidad, porque se trata de recordar la lucha de quienes defendieron la dignidad dominicana.

Sin embargo, pocos recuerdan el “Día de la Soberanía Nacional”, instituido por la Cámara de Diputados en 2018, fecha en la que también fue declarado el 24 de abril, algo que ni los propios legisladores parecen tener en cuenta, el “Día del Respeto a la Voluntad Popular”.

La invasión el historiador Roberto Cassá la definió como “un momento trágico para la suerte de la nación dominicana”, y para Juan Daniel Balcácer, “fue una grosera intervención en los asuntos domésticos de la República Dominicana”.

Hará el viernes próximo 58 años de aquella invasión extranjera de nefastas consecuencias para la vida política de nuestro país.

Y hoy 24 de abril vale anotar que no se puede corregir el pasado, tampoco se puede escribir la historia de los pueblos con el inaceptable “borrón y cuenta nueva”, porque detrás de esos procesos hay muertos, hay destrucción y hay dignidad pisoteada.

En cambio se debe recordar que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetir los mismos errores que en el pasado sembraron la desunión y la desdicha con un saldo de vidas perdidas.

A 58 años de aquellas gestas en defensa de la Constitución y la dignidad nacional, vaya nuestro homenaje no solo a los héroes que escribieron páginas de gloria con su sacrificio, sino también a todos los hombres y mujeres que supieron demostrar que la voluntad de los dominicanos no se compra, ni se rinde ante nadie.

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