Un reportaje sorprendente y extraño publicó ayer este diario bajo el título: Mercados en el DN casi sin clientes y con puestos vacíos.
Plasma el resultado de un recorrido por los mercados de Villa Consuelo, Cristo Rey y Honduras, los dos primeros pensados, junto al Nuevo de la avenida Duarte, como una red de mercados públicos para el acopio y comercialización de la producción agropecuaria nacional, que tendría como epicentro al Merca Santo Domingo.
Esta red comercial supuso una cuantiosa inversión superior a los RD$5 mil millones pero resulta, y por eso consideramos sorprendente la información, que a los mercados satélites de Villa Consuelo y Cristo Rey los consumidores no acuden y el Merca, que sería el principal centro de distribución de alimentos del país y hasta del Caribe, ahora es minorista.
Algo ha fallado en el esquema inicial de abastecer de productos al Merca para expedirlos frescos y baratos y simplificar la cadena de comercialización.
Los administradores y vendedores de los mercados periféricos culpan de la situación a la ausencia de promoción y a la presencia en sus calles aledañas de venduteros ambulantes que nunca accedieron a ser ubicados en las nuevas instalaciones.
Como consecuencia, los mercados de Villa Consuelo y Cristo Rey se ven limpios y organizados, lo que era el objetivo para eliminar el desorden y la insalubridad preexistente, pero sin compradores.
En cuanto al proyecto de que el Merca fuera el gran centro de acopio llamado a transformar el sistema de comercialización agropecuaria del país, nunca llegó a concretarse porque no ha pasado de ser un mercado minorista, “de venta al detalle’’, como lo confiesa su actual director.
Quizá no sea tarde para retomar o reorientar la idea original y justificar esa gran inversión.
Lo otra posibilidad sería que la megaobra identificada en sus inicios como Mercado Dominicano de Abasto Agropecuario (Mercadom), se quede como un simple mercado “al menudeo’’, y que los mercados satélites, limpios y con espacios bien distribuidos, permanezcan vacíos para dar la apariencia, como afirma uno de sus administradores, de que atraían más a la gente cuando estaban sucios.
