La Organización Mundial del Turismo (OMT) otorgó a la República Dominicana un reconocimiento como el país número uno en el mundo en la recuperación de esa actividad.
El titular de ese organismo, Zurab Pololikashvili, resaltó el modelo dominicano y las cifras récord en la llegada de turistas que alcanzó el país.
Este reconocimiento, que involucra a todos los responsables de que este país alcance una posición tan destacada en el mundo, debe ser ponderado con orgullo y con “el compromiso de recuperación (…) reconociendo la vital importancia que tiene como fuente de empleo y desarrollo económico de la nación”, tal lo expresó el presidente Abinader.
El ministro David Collado atribuyó el logro de esta distinción a los pilares de innovación, emprendimiento, educación y nuevos destinos, que son la base para el esfuerzo mancomunado que garantiza un turismo seguro.
Es también timbre de orgullo para una nación que avanza, que cree en su gente y ofrece al capital extranjero la seguridad necesaria para confiar en su economía y en la hospitalidad de los dominicanos.
José Francisco Peña Gómez
Pasiones políticas aparte, este carismático líder, de cuyo fallecimiento se cumplen hoy 24 años, ocupa un sitial de honor entre los principales hacedores de nuestra historia.
Si bien en diferentes épocas nuestro pasado registra a muchos otros líderes, pocos han sido capaces de reunir tantas condiciones como las que confluían en Peña Gómez, como su capacidad de convocatoria, responsabilidad y arredro personal.
Se decía que era emotivo y se dejaba atrapar por la acción inmediata, pero fueron más sus virtudes que sus defectos y la orfandad en el país de liderazgo colectivo elevó su estatura.
En este aniversario de su partida destacamos también su ascendiente sobre el pueblo, su carisma y su capacidad de trabajar incansablemente en busca de sus objetivos.
Apena que ni entre sus compañeros de toda la vida haya homogeneidad de criterios, porque ahora es como si se lo dividieran en pedazos, pero su grandeza personal, su tenacidad y su fuerte caparazón para contener envidias, traiciones y maledicencias trascienden en la historia de las luchas del pueblo dominicano.
