La semana pasada fue de alarma y confusión sobre lo que ocurre en el país con la COVID-19. Datos sobre fallecimientos durante al menos tres días generaron inquietud. Primero, por la cantidad en apenas tres días, y un día en particular, el miércoles, cuando sumaron 36. Segundo, por las evidentes e inexplicables contradicciones advertidas por los medios y que las autoridades no se atrevieron a comentar. Prefirieron guardar silencio, que obviamente fue preferible, hasta ordenar la simple aritmética. Pero nada indica que haya ocurrido así.
El domingo fue un día de incertidumbre en los medios. No aparecía quien dijera si presentarían el habitual informe sobre el comportamiento de la enfermedad, hasta que lo divulgaron tardíamente. Pero igual con alguna incongruencia difícil de entender.
Mientras indicaba que sólo había fallecido una persona en las últimas 24 horas, al revisar el boletín 170, correspondiente al sábado, cuando notificaron el total de 1,840 defunciones, se podía advertir una contradicción con el dato de un solo fallecimiento, pues decía que las víctimas eran 1,845.
Ayer, el boletín 172 trajo 1,864 fallecidos, pero se informa que en las últimas 24 horas hubo un solo deceso. Pero el domingo el reporte hablaba de 1,845. Esto nadie lo entiende.
La falta de información conduce a la desinformación. Pero las informaciones contradictorias empujan al desconcierto y dan miedo.
En medio de ese panorama, las autoridades de Salud Publica dieron ayer una noticia “alentadora”. Dijeron que los contagios tienden a disminuir. Esa es una buena noticia, pero emitida en un mar de confusiones.
¿Qué sucede?
Todos los dominicanos desean que se reduzca la velocidad de expansión de la COVID-19, y deben colaborar cuidándose y apoyando los planes y acciones motorizados por las autoridades. Pero estas deben ser más explícitas, de modo que todo sea transparente. Deben disipar las dudas que surjan en el proceso comunicativo.
La confrontación con la fuente es fundamental. Sobre todo cuando sus propios datos presentan disparidades y estimulan las dudas.
¿Pueden explicar?
