Los organismos de socorro de la República Dominicana han avanzado mucho y ese progreso se nota en la capacidad que demuestran en cuanto a prevención de desastres y en respuestas a situaciones de emergencia.
Hace algunos años la tónica era observar cómo funcionarios seguían los acontecimientos pero sus reacciones siempre eran tardías, y tampoco exhibían una adecuada concatenación interinstitucional.

Ahora es diferente, y eso se nota porque hay prontas diligencias, las reacciones son anticipadas y las respuestas se elaboran con antelación, como las que se exhibieron desde que las proyecciones meteorológicas determinaban que Elsa podría significar peligro para nuestro territorio.

Hubo alertas tempranas y están listas las órdenes de evacuaciones y traslados en zonas vulnerables, como también se ha concitado la mirada atenta de la población.

Hay que considerar naturales los temores por la presencia del huracán Elsa en nuestra vecindad, pero se puede decir que estamos en inmejorables condiciones para afrontar cualquier embate de la naturaleza.

Huelga subrayar que lo lógico y deseable, lo mejor, sería que pasara distante de las costas dominicanas y que no nos afecte.

Pero con el despliegue dispuesto, lo que resta esperar es que se cumplan con eficacia la prevención y los protocolos y que la ciudadanía acate los llamados de atención.

Todos los años la región del Caribe insular y de las Antillas, se enfrenta a una temporada ciclónica que suele ser más activa en algunas épocas, y cuyas consecuencias pueden ser más graves en determinadas regiones, debido a factores relacionados con el cambio climático o la degradación de las zonas costeras.

Estar preparados con anticipación, garantizar que los organismos de socorro cuenten con los equipos y los insumos necesarios, con la debida infraestructura, es la mejor manera de enfrentar cualquier desastre natural.

Preservar vidas ha de ser siempre lo principal, así como evitar en la medida de lo posible los daños materiales. También es importante que el Gobierno esté presto a acudir en auxilio de los sectores vulnerables, que por tradición suelen ser los más afectados.

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