Algo del discurso de rendición de cuentas que no fue muy sazonado y aparenta que el presidente quiso decir aunque no estaba obligado a hacerlo, es la reflexión final con la que hace una revelación trascendente.
¿Qué dijo? Que en ocasiones le cuentan, habrá que imaginar que gente de su entorno: “Que muchas de las críticas y opiniones que fluyen en los medios de comunicación son interesadas y que obedecen a estrategias de algunos opositores para tratar de restar méritos a nuestras ejecutorias, y que, por tanto, no debemos prestarles atención”.

Por ventura, Abinader asegura que no piensa de esa manera, que escucha y respeta todas las opiniones, incluso a los que le adversan políticamente.

Pero deja un mal sabor que se rodee de gente que le susurre esa visión del papel que juegan los medios de comunicación.

No podemos pasarlo por alto porque de lo que habla el presidente es de que, volvemos a citarlo, “las críticas y opiniones que fluyen en los medios de comunicación son interesadas”. Peor todavía, le comentan “que obedecen a estrategias de algunos opositores”.

Esa es la manera como se construyen los “anillos palaciegos” que aíslan a los mandatarios y los convierten en intolerantes, porque los llevan al convencimiento de que toda crítica es obra de un enemigo.

En el país hasta el ciudadano de a pie conoce con certeza de lo que se habla y de lo peligroso que resulta ese “anillo palaciego”.

Quizá hubiera ayudado ser más específico en un tema tan delicado; o ser puntual al mencionar “medios de comunicación”, en estos tiempos de nuevas tecnologías y del imperio de las redes sociales.

En cuanto a elCaribe, tenemos un espacio ganado en la sociedad dominicana y su principal empeño es continuar siendo referente de la agenda nacional, comprometido con la objetividad y con el respeto escrupuloso a las libertades de expresión y de prensa.

Nos enorgullece que se nos identifique como el periódico de los dominicanos, que ha sabido sobrevivir y acompañar al pueblo en coyunturas históricas durante más de siete décadas.

Una precisión que nunca sobra.

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