Apenas ayer, domingo 25 de mayo, celebramos el día de las madres dominicanas y somos el único país que conmemora la fecha ese último domingo de mayo. Fueron María de los Ángeles Trinidad de Moya y Pérez, Trina de Moya, esposa del presidente Felipe Horacio Vásquez Lajara, en compañía de Ambrosía Ercilia Pepín Estrella, dos mujeres que le quedaron grandes a su época, quienes integrando un Comité pro-festejos a la madre, en el primer Santiago de América, fijaron la fecha en 1926. El próximo año corresponde al centenario de esa iniciativa, que ha superado en el tiempo el desgaste propio de los años por tratarse de una especial ocasión. En los mamíferos, el humano como animal, nace con una absoluta dependencia larguísima, que va muchísimo más allá del destete. Tiempo para unir ese cordón de plata, vínculo indeleble pero poderoso, entre progenitora y criatura. Es entonces la maternidad, mucho más que el parto y el momento que la criatura abandona el protegido nicho materno, silencioso, oscuro, cálido para deslizarse entre sus entrañas, con dolor, y que da lugar a un nuevo ser, con genes de ambos progenitores y la carga de anticuerpos, elementos defensivos de la madre. De ella tomará los elementos vitales para subsistir al agresivo mundo humano, dependiendo, fundamentalmente, de esa madre a la que hoy le dedicamos la fecha. Mamá, amá, ma, mai, vieja, o como la llames, es la que te concibió e hizo, de un espermatozoide ganador de la carrera, un ser humano completo y que su vía, adquiriste sus características humanas y muchísimas que adquiriste por osmosis con su trato diario y ni cuenta te diste de esa enseñanza vital. Hasta la efectiva y certera “chancleta”, forma parte de ese andamiaje formativo de tu personalidad. La literatura universal y el cristianismo nos traen figuras legendarias en el papel de madres universales: Agar y Ana madres de Ismael y Samuel; Eva, madre de todos los hombres; María madre carnal de Jesús, Sara, madre de Isaac. De la mitología: Afrodita o Venus, madre de Eneas; Almena, madre de Hércules; Europa, madre de Minos; en la egipcia: Isis, madre de Horus. Rea Silvia, madre de Rómulo y Remo “fundadores” de Roma; Coatlicue madre del maíz en la mitología azteca. Los dominicanos tenemos “la madre’muelle”, ‘la madre de lo tomate” y el “tu maldita madre” que tantos pleitos provocó en la infancia y continúan en la adultez. “La situación está de madre”, “la madre Patria” y “le dieron en la madre”. Honro a todas las madres, recordando la mía, que, aunque hace años partió en su viaje terreno final, aún siento sus manos trabajadoras acariciándome el pelo y recuerdo cuando me dormía en sus piernas, hasta que el embarazo de mi hermano menor se lo impidió. Benditas sean las que conocen la “maternidad plena”.