La agenda política tomó un nuevo giro con el caso Calamar. Aunque es un caso judicial, por los personajes involucrados y otros elementos, las implicaciones que ha tenido y que tendrá son de naturaleza política, fundamentalmente. El caso muestra que, ciertamente, el Ministerio Público actúa por la libre. Está subordinado al Poder Ejecutivo en teoría, pero en esta gestión, no es así en la práctica. Si un Gobierno decidiera cuándo iniciar un caso como este, por lo menos cuándo dar la luz verde, no lo haría en momentos en que el país es anfitrión de una cumbre internacional. Lo hubiera dejado para después, o lo habría hecho mucho antes. Eso, por solo citar un aspecto.

Los bombazos los unen

El PLD recibió el fin de semana sendos espaldarazos de Fuerza del Pueblo y el PRD. No es un resultado directo del caso Calamar, pero sí indirecto. Las bombas lacrimógenas de la Policía afectaron a los morados, y verdes y blancos fueron solidarios. La última vez que esos tres grupos políticos tuvieron un acercamiento fue provocado por el tema de las mudanzas de los alcaldes y directores de juntas municipales de la oposición hacia el PRM. Ahora fueron los bombazos los que produjeron la unidad coyuntural.

“Dejar correr” a Abel

Charles Mariotti, secretario general del PLD, tuvo que responder otra vez, una pregunta sobre la posible alianza con “los primos” de Fuerza del Pueblo, y todo el mundo comenta la parte en la que “plantea” como posibilidad el binomio Abel-Omar, es decir, que deja caer lo del acuerdo, pero con Abel como candidato presidencial y Omar Fernández, como vice. Pero hay una parte de sus declaraciones que no necesariamente convienen al cuasi oficializado candidato presidencial del PLD. Y es cuando dice que luego se podrá hablar de alianzas, pero que ahora “hay que dejar correr a Abel”. Si él es el candidato, es el candidato pero eso de “dejarlo correr” suena a experimento. Quizás no fue la intención, pero así sonó…

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