La pasada semana fui invitado a dictar una conferencia sobre la leyenda de Enrique Blanco, en la comunidad de Ingenio Arriba, que pertenece al municipio de Santiago Oeste, lugar en cuyo cementerio se encuentran los restos de esa figura que jugó un papel destacado y contradictorio en la historia dominicana.

La conferencia fue organizada el Comité Amigos de Santiago, que preside el dirigente social y comunitario José Arturo Artis, quien al hacer la presentación de la actividad valoró el papel como opositor y perseguido de la tiranía de Trujillo. De igual manera informó que la sala capitular del distrito municipal de Ingenio Arriba aprobará en su próxima sesión de trabajo una propuesta que ellos presentaron para colocar dos bustos en homenajes a dos héroes de esa comunidad: el empresario Máximo Leoncio Tejada Blanco (Chito) y Enrique Blanco.

La conferencia fue apoyada por una gran cantidad de personalidades de esa comunidad, quienes valoran el gran papel jugado por el insurrecto en contra de la tiranía trujillista, luego de convertirse en la figura más perseguida de ese régimen dictatorial. Entre las personalidades y figuras importantes que se dieron cita en la actividad se destacan los familiares de Enrique Blanco, José Zacarías y Francisco Blanco, el exregidor y abogado Hipólito Martínez, los vocales del Distrito Municipal de Santiago Oeste, Nicanor Sosa, vicepresidente de la sala capitular, del PRM, doctora Ana María Leclerc, de la Fuerza del Pueblo, Emilio Aquino, del PLD, y el periodista Hilarión Isalguez, entre otros.

En mi intervención expresé que en nuestro país existen dos personajes históricos que se han convertido en leyendas y que tienen muchas cosas en común: Papá Liborio y Enrique Blanco. El caso específico de este último tiene una connotación que se asemeja, pero en muchas situaciones, supera la leyenda de Papá Liborio. La historia y leyenda de Enrique Blanco están vinculadas con un hecho de gran significación histórica, por la época en que se desarrolló, pues en ese momento el país estaba siendo dirigido por el dictador Rafael Leonidas Trujillo.

Con él se produce la misma situación que con muchas de las leyendas que surgen en nuestros pueblos. Aunque hay muchas anécdotas de sus acciones, sus temeridades, sus enfrentamientos con las autoridades, sus evasiones, sus asaltos y venganzas, sus derrotas a las fuerzas del orden, casi todo se ha conocido y transmitido de forma oral y testimonial, sin muchos documentos históricos que puedan avalar esas acciones.

Nació en Tamboril en 1907 y su muerte se produjo en 1936, es decir, que con tan solo 29 años de vida en esta tierra, creó una leyenda que se ha mantenido en el tiempo. Sobre su muerte hay dos versiones. La versión oficial del régimen de Trujillo que dice que un campesino joven de nombre Delfín Alvarez García, lo asesinó con la propia arma de Enrique, mientras éste dormía. El gobierno trujillista exhibió públicamente el cadáver y lo paseó de forma macabra por las calles de Moca y de Santiago, como una forma de mostrar lo que les pasaría a los que se opusieron al dictador Trujillo.

La otra versión, que es la que tiene mayor veracidad por lo que significaba Enrique Blanco como figura rebelde, afirma que él se suicidó, cansado de tanta persecución y trajinar en su vida. Esa versión está contenida en un cuento del profesor Juan Bosch llamado “La verdad”, publicado en 1941, que forma parte de su libro “Cuentos escritos antes del exilio”.

Al final de mis palabras exhorté a los habitantes de Ingenio Arriba a rescatar a Enrique Blanco como figura histórica y convertirlo en un patrimonio popular, cultural y turístico, teniendo como soporte el hecho de que está sepultado en el cementerio de esa comunidad.

Les dije que ellos deben resaltar el valor patriótico y antitrujillista de Enrique Blanco y convertir su tumba y su historia en un referente de interés histórico, educativo y turístico. Deben convertir su tumba en una especie de museo, mantenerla limpia y con una decoración que atraiga, llena de informaciones y de interés para la comunidad.

De igual manera, deben pedirles a las autoridades municipales la construcción de una plaza con el nombre de Enrique Blanco, y colocar una estatua o un busto de él, que sirva de punto de información educativa y turística, para todos los interesados en conocer la historia de ese luchador antitrujillista.

Concluí mis palabras expresando que es la comunidad de Ingenio Arriba la que tiene la mayor responsabilidad de rescatar y resaltar la vida, la obra y la leyenda de Enrique Blanco.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas