Muchos se preguntarán: ¿Fue este pueblo de desmemoriados de sus gestas el que protagonizó aquella guerra? ¿Fue este pueblo que acepta las falsas promesas como si fueran ciertas y habla de democracia como si la creyera, el que tomó el fusil en la trinchera? ¿Fue este pueblo el que se hizo inmenso de dignidad en Ciudad Nueva? Sí. Así es. Y sepan que en la Revolución de Abril aprendimos tres cosas: 1) Nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer; 2) En este país el día más claro llueve, y 3) De cualquier yagua vieja sale tremendo ciempiés… (Créanlo o no, así fue).

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