De Barahona a Pedernales, y viceversa, hay puertos y aeropuertos para naves de todos los tamaños; hay muchos pueblos con playas arenosas; hay muchas montañas paisajísticas de todas las alturas con generosos bosques y laderas suaves para todas las cabañas; hay pacíficos lagos y lagunas de abundante pesca; hay cercana distancia para el resto del Caribe y la América firme y, sobre todo, hay mucha gente que te recibe con los brazos abiertos. No dudo (es evidente) que el posible polo turísticos Barahona-Pedernales, región que conozco de cabo a rabo en todos sus detalles, puede ser un gran éxito.

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