Una de mis ilusiones es algún día poder leer reacciones equilibradas cuando un atleta dominicano no sea el ganador de un premio en cualquier liga del mundo.
Por igual tengo como anhelo que desaparezcan esas teorías conspirativas de mentes creativas que de inmediato apelan a un supuesto racismo porque el del patio perdió en cualquier batalla que se presente.

Quizás algún día los sapos bailen flamenco.

En lo que algún día esos sueños míos se hacen realidad, me permito decirles a quienes enarbolan esos pronunciamientos que están equivocados. El criterio no debe ser a conveniencia, el famoso “asigún”.

Si triunfa el dominicano, no hay discriminación, fue la elección ideal y esos periodistas o el panel que eligió son la mejor representación de profesionalidad que se haya visto jamás. En caso contrario, no sirve nada y hasta hay que quitarles todo derecho adquirido.

Llegamos a la locura de declarar antipatriota a quien no comulgue con tamaño desafuero, una muestra enorme de cerrazón de personas que suelen ser muy espontáneos en ciertos escenarios, derecho que les asiste, pero buscan imponer a la fuerza su pensar en otras latitudes.

Todo es “asigún”.

A los debates se va con ideas, planteamientos que se sustentan en estadísticas y elementos que aporten. Eso de abrir boca por el mero hecho de consumir energías es perder el tiempo. Peor aún es lo de subirse en una ola para hacerse el gracioso cuando en realidad lo que se debería es mostrar conocimiento y experiencia.

Negarle a Shohei Ohtani que reúne los méritos para ser el Jugador Más Valioso de la Liga Americana es una barbaridad.
Quien suscribe quisiera que el trofeo vaya a parar a las manos de Vladimir Guerrero Jr. Sus números son su mejor carta de presentación. Más nada.

Pero si al final se impone Ohtani, entiendo que bien merecido. Si es Salvador Pérez, el receptor de los Reales, pienso lo mismo.

No hay que subir a uno para bajar al otro. Eso no es de profesionales. Pujar al dominicano es permitido. Querer tirar por el suelo a los demás o a quien piense distinto es propio de mentes obtusas.

La legión del “asigún”.

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