La ciudad de Gaza es una de las más antiguas de la humanidad, pero no siempre fue un asentamiento árabe. Su importancia económica se debió por siglos a su localización en el trayecto de “La ruta del mar”, que entrelazaba Egipto y Asiria, que constituían los dos extremos de lo que se conoció como “Fértil creciente”, según nos narran los libros de historia.

Gaza y la franja fueron permanentes objetivos militares de los antiguos egipcios y en los tiempos bíblicos se conoció la ciudad con el nombre de Aza, una importante capital filistea. El nombre de Gaza se deriva, según los historiadores, de la palabra hebrea “az”(fuerte) y no fue hasta muchos siglos después que los árabes la llamaron Gaza.

Durante siglos, en Gaza y la franja tuvieron lugar importantísimos acontecimientos. La memoria histórica dice que fue allí donde Sansón, hecho prisionero por los filisteos, fue llevado a Gaza, donde lo torturaron, le sacaron los ojos y tras atarlo con cadenas lo encarcelaron hasta morir (Jueces:16,21). La ciudad prosperó después del periodo bíblico, como tránsito entre Palestina y Egipto y fue botín de las potencias que dominaron el Oriente Cercano.

En 1799, Napoleón estableció allí un campamento militar y en la Primera Guerra Mundial fue base central del Imperio turco y sus aliados alemanes. Bajo el Mandato Británico, Gaza volvió a prosperar con el aumento de la población árabe. La comunidad judía que existía allí fue expulsada tras los hechos ocurridos que culminaron el 14 de mayo de 1948 con la creación del moderno Estado de Israel, y los egipcios establecieron su principal base militar contra Israel. En la guerra de 1956, las tropas israelíes la ocuparon, y pusieron una administración militar, pero debieron evacuarla bajo fuerte presión de Naciones Unidas. Israel recobró su control tras la derrota de Egipto en la guerra de 1967, lo cual perdió tras la guerra del Yom Kippur nueve años después.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas