Ningún país ha logrado niveles de desarrollos sostenidos sin una comunicación interna efectiva, comunicación que implica, en primer lugar, extender su sistema postal a todo lo largo y ancho de su territorio. El sistema postal forma parte de la visión estratégica del Estado para llegar hasta el más apartado de los ciudadanos.
Dentro del contenido de esa comunicación necesaria para impulsar el desarrollo, se establece como prioridad que su población se comunique entre sí, de manera rápida y sencilla, que cualquier ciudadano común y corriente, se pueda sentar a escribir una correspondencia, levantarse, ir a la estafeta postal más cercana del correo y enviar su mensaje a cualquier punto del país, con la fe y la esperanza de que su encomienda llegará y será recibida por sus parientes, en un tiempo prudente, pero que le llegará.

El Sistema Postal de cualquier país es un excelente escenario para iniciativas de negocios, en cualquier dirección, no solo por la formalidad de la comunicación, sino por el contenido transversal que despierta la comunicación en el área de las economías, al poner en contacto los nichos de mercados de una economía lenta y dormida. Tenemos unos 164 municipios en todo el territorio y un distrito nacional, este último con una concentración poblacional que supera más de 3,000 barrios y sectores que demandan un uso racional del servicio postal. La infraestructura organizacional del sistema en teoría refleja una concepción avanzada de lo que podría ser un sistema postal adecuado. Tenemos diseñado el Código Postal a nivel nacional, conformado por los cincos dígitos adoptados en el escenario internacional. Tenemos una sede central, formidable, con una ubicación moderna. Sin embargo, ha faltado la implementación de una política de comunicación postal por parte del Estado y la infraestructura postal ha servido a los gobiernos para asiento de las más variadas politiquerías, llevando el servicio postal al total descalabro y desprestigio. Se desconoce el número de municipios que cuentan con una estafeta postal operando en condiciones mínima, aunque en la cédula personal de identidad de cada ciudadano portador de la misma, se haya incluido el código postal de su domicilio, aunque un 98 por ciento de las personas desconozca esta información. Y esto ocurre por la ausencia de una política de Estado destinada a importantizar el servicio postal del país.

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