Viernes pasado al salir de la ciudad de Baní y casi llegando a Galión, vi un movimiento inusual de vehículos en la carretera. Eso me llamó la atención. Cuando miré hacia la izquierda, buscando el origen de ese desplazamiento de alto calibre, pude leer dos vallas que me llenaron de alegría: “Gobierno Dominicano, Ministerio de Obras Públicas, construcción avenida de circunvalación de Baní”.

No pude detenerme para hacer una encuesta a los conductores que, al igual que yo, terminábamos de atravesar el caos que se arma a esa hora en el tránsito en el corazón de Baní, pero estoy seguro que la inmensa mayoría sentía lo mismo que yo.

“Por fin, se inicia esta obra que beneficia a todo el país, en especial a esta región Sur que topa a Pedernales, Jimaní y Elías Piña”, exclamé para sorpresa de mis acompañantes.

Y es que esta obra, prometida por el Gobierno anterior y cuyo inicio fue anunciado en seis ocasiones por el ex presidente Danilo Medina, nunca arrancó.

Los obstáculos surgieron por varios motivos, destacándose el constante pulseo entre funcionarios del Gobierno, como la jefa de Compras y Contrataciones y el Ministro de Obras Públicas, o el pugilato que involucraba al Ministerio Medio Ambiente con las autoridades de Baní.

El hecho es que ninguno de estos actores, incluyendo al ex presidente Medina, comprendieron en su justa dimensión la importancia de esa vía que quedó durante ocho años dentro de una carpeta. Y fue prometida una y otra vez por él.

Todavía existen remanentes de quienes no quieren la construcción de este sueño, pero los sureños, entre ellos los banilejos, apostamos a que Luis Abinader y su ministro, Deligne Ascención, empujen los trabajos, aunque haya que vencer los obstáculos que pudieran levantarse.

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