Siempre hemos sostenido que tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como la Organización de Estados Americanos (OEA), Amnistía Internacional, y, la comunidad internacional han sido irresponsables con el tema que vive el vecino país de Haití.

Estas instituciones nunca han reconocido el esfuerzo y el sacrificio que ha realizado el pueblo dominicano para contribuir con la situación de Haití. Sin embargo, lejos de reconocer y valorar lo que ha hecho la República Dominicana, como ningún otro país, con Haití, siempre han tratado de responsabilizarnos de la situación que viven los haitianos.

En esas atenciones, el saliente secretario de la OEA Luis Almagro ha reconocido, tarde, que se requiere “un nuevo enfoque” con respecto a la severa crisis de Haití. Estas declaraciones se producen luego de conocerse la opinión de Marco Rubio, y, cuando él no puede hacer nada, porque ya se va del cargo. Esto es una irresponsabilidad mayúscula, y una doble moral.

El secretario de Estado Marco Rubio ha lanzado una crítica contundente a la ONU y la OEA por su evidente pasividad ante la dramática crisis que azota a Haití. Durante años, hemos denunciado la falta de responsabilidad, coherencia y acción efectiva de los organismos internacionales como la ONU, la OEA, Amnistía Internacional y otros actores de la llamada “comunidad internacional”. Estas instituciones, que deberían velar por los derechos humanos y la estabilidad regional, han optado por la indiferencia ante el colapso institucional, social y humanitario que consume al pueblo haitiano.

Peor aun, han ignorado sistemáticamente el esfuerzo extraordinario que ha realizado la República Dominicana para asistir, acoger y ayudar a un país hermano en medio del caos. Ninguna otra nación ha hecho tanto por Haití como la nuestra. Pero lejos de reconocer nuestro esfuerzo, sacrificio y solidaridad, se nos acusa injustamente. Nos exigen más, mientras los verdaderos responsables del abandono miran hacia otro lado.

En conclusión, Luis Almagro al concluir su gestión, reconoce que “se necesita un nuevo enfoque” para Haití. Un mea culpa tardío, ineficaz, que solo confirma la doble moral con la que se ha manejado este drama. ¿Dónde estaba esa reflexión cuando se requería acción? Lo que vemos es una irresponsabilidad vergonzosa, un juego de apariencias, y un abandono disfrazado de diplomacia. Basta ya, de doble moral y paños tibios, exigimos acciones contundentes.

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