Cuando hacemos cambios en nuestras vidas siempre surgen cosas nuevas, unas buenas, otras no tanto.
Un cambio significativo es el que hacemos cuando dejamos el lugar en el que hemos nacido.
El solo hecho de dejar atrás todo lo que ha sido nuestra vida, costumbres, cultura, hábitos, horarios, entornos, supone una fuerte prueba difícil de superar.
Llegar a un lugar donde no conocemos a nadie, iniciar una convivencia con personas que tienen un estilo de vida totalmente diferente al de nosotros, con otra visión y otras perspectivas, es un reto duro de asumir.
No es raro que nos invada el temor y que las dudas frenen nuestro avance.
Es comprensible el miedo a no encajar en un entorno nuevo y desconocido.
No se puede culpar a alguien que pierda las ganas de seguir adelante, ante cada tropiezo, ante cada intento fallido.
Es lógico que nos sintamos inseguros, temerosos de no hacer las cosas bien cuando llegamos a un ambiente diferente al habitual.
También es lógico desconfiar de aquellas personas que encontramos en nuestra “nueva vida”. No sabemos quiénes son y nos preocupa saber cuáles son sus intenciones reales.
Todos esos temores tienen razón de ser. No es fácil ser “El nuevo”, sin embargo, es muy hermoso poder darnos cuenta que algunos tenemos la dicha y la bendición de encontrarnos con personas maravillosas que nos ofrecen amistad sincera, que tratan de ayudarnos en el nuevo camino que hemos emprendido.
Una parte maravillosa de estos cambios es saber que donde quiera que vamos nos esperan nuevos amigos, pero sobre todo, es hermoso comprobar que en cada lugar, siempre habrá seres humanos nobles, amables, solidarios, con un elevado sentido de la amistad, seguros de sus capacidades y, que por lo tanto, no temen a aquellos que se van abriendo camino en el terreno profesional.
Siempre he pensado que algunos cambios, que aunque al principio nos parecían difíciles de entender, al final nos regalan algo positivo.
En el inicio de un nuevo camino hay mucho de malo y de bueno, pero lo mejor de todo, siempre será construir amistades para toda la vida.
