El lanzamiento de la primera bola en el béisbol, el salto al centro del baloncesto, el saque de honor en el voleibol, o la patada inicial en el fútbol son momentos especiales con los que se honra a visitantes distinguidos en eventos deportivos.

A lo largo de las ocho temporadas casi completas en la Liga Dominicana de Fútbol (LDF) hemos visto desfilar muchas personalidades que aceptaron el honor de participar en esa ceremonia, convirtiéndose en el foco de atención de todos los presentes.

Podríamos mencionar desde ejecutivos de la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA), hasta el honorable señor presidente de la Republica, Luis Abinader, entre los protagonistas.

El saque, que se produce justo antes de iniciar el partido, puede parecer un acto sencillo, protocolar, simbólico, pero es mucho más que eso. En esa simple patada inicial se declaran respeto entre las partes, invitado, equipo anfitrión y el fútbol.

Detrás de esos minutos existe toda una logística casi perfecta que coordina los factores necesarios para que esto se produzca. La invitación del equipo anfitrión, la coordinación de las agendas y el sí acepto del invitado, que es lo más importante porque nadie está obligado a hacerlo.

La semana pasada se produjo en Santiago uno de esos momentos históricos en el crecimiento de la LDF cuando el señor Manuel Corripio, presidente del Grupo Corripio, vistiendo la franela del equipo naranja, pegó el zapatazo inicial en el comienzo de las semifinales. Lo acompañaron familiares y amigos que posteriormente disfrutaron el triunfo del equipo local sobre Moca FC con marcador de 1-0.

Desde ese momento no han parado las preguntas de esos curiosos que quieren saberlo todo. En diferentes medios, incluyendo las redes sociales, especulan buscando una razón a lo nunca antes visto, al menos en la LDF.

A esos les diré que las cosas son tan simples como se ven, que no hay que buscar un argumento súper especial para explicarlo. Simplemente un empresario próspero, que ve una liga en franco ascenso, aceptó una invitación y luego disfrutó de un tremendo partido.

Eso, además de unas franquicias tradicionales de otro deporte que andan investigando que tienen que hacer para entrar en la liga, nos confirma que la LDF va muy bien, porque nadie quiere vincular su nombre a lo que no iría por buen camino.

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