Un estado de conmoción emocional nos arropó al recibir el impacto de esa noticia triste que da cuenta del fallecimiento en el día de hoy (lunes 15 de febrero) de doña Manuela Santana (Timbín), viuda de Rafael Santana (Mime), un tronco de mujer que un día emigró hacia Santo Domingo, y que residía en Tamayo en la calle Libertad con calle 7.

Timbín fue una de esas mujeres modelo, que educaba, no sólo con su integridad intachable, sino también con ese carácter dulce y de hierro, con el que forjó a sus hijos e infundía respeto a su alrededor.

Pocas mujeres vi como Timbín, con una alta capacidad de comunicación, ejemplo de solidaridad por encima del riesgo y el miedo que cubrían el país en aquellos años de represión y muerte.

Los hijos de Timbín, sobre todo Osvaldo, Nino, Lito y Luchy, no vacilaron en su juventud al asumir el camino de las causas justas, así se pusieron al frente de la UER y la UNER, encabezando las luchas estudiantiles desde este municipio de Tamayo.

Así logré llegar a ese hogar, asumiendo la militancia a través de Lito Santana, siendo ambos perseguidos y rodeada su residencia por la Policía en varias ocasiones, recibiendo el apoyo moral y la tolerancia de esa pareja de esposos.

Recuerdo a Mime como si fuera ayer, manso, sereno, de poco hablar pero muy directo y vertical.

Cuando citamos a Timbín, estamos hablando de un referente de mujer, de la que este pueblo de Tamayo debe sentir el orgullo de verla nacer.

Timbín crió y educó a sus hijos e hijas con la mística del trabajo y la educación, por eso hoy son hombres y mujeres de bien, que encarnan la reciedumbre moral de este pueblo.

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