Esta semana, encontrándome en el supermercado, tuve la experiencia, como otras tantas en lugares concurridos como centros comerciales y demás, de ver cómo pateaba, gritaba, manoteaba el rostro de la persona que lo tenía sostenido, con un llanto que se escuchaba en todo alrededor, un niño de aproximadamente 4 años, pero lo más impactante fue la actitud de la persona adulta con quien estaba, quien me dijo ser su abuela, parecía de unos cincuenta y tantos años. Como si este no estuviera haciendo nada, se limitaba solamente a agarrarlo y suavemente decirle “ella viene ahora”, mientras todos estábamos, si se puede decir, contrariados por la molestia que ocasionaba en el lugar. No pude quedarme callada y pregunté: “¿Por qué no le corrige?”, a lo que respondió apenas sin inmutarse: “Él se pone así cuando no se le da algo que quiere. Ahora es irse con su madre”. Esto continuó, y solo me pude escapar alejándome varios pasillos.

Este tipo de conducta es usual en la sociedad de hoy, donde el “cuidado de la autoestima” y llamado “respeto al niño” ha traído como consecuencia la gran confusión de que esta no puede desarrollarse adecuadamente sin el componente principal después del amor, que consiste en corregir, castigar y poner reglas y normas claras desde la primera infancia. Esta última que abarca de cero a seis años, es la estructura o zapata que determinará la personalidad del individuo. En este mismo espacio hemos señalado cómo desde el momento mismo de la concepción las situaciones extrauterinas en el entorno de la madre son percibidas, tanto positiva como negativas, por el bebé. Si este es rechazado, no deseado, o se encuentra en un ambiente hostil donde sus progenitores manejan conflictos, a veces violencia, puedes estar seguro de que desde ya este ha recibido grandes dosis dañinas para su desarrollo físico y conductual. Contrariamente, si se da lo opuesto, donde al vientre materno se le acaricia, se le canta, verbalizando amor y su espera a la familia, tendremos una vida con base desde ese momento para su buena formación en todos los ámbitos.

Esto es parte de lo que quiero ir llevando a ustedes, y poder entender y evitar cuáles cosas están incidiendo este momento de tanta agresión, y hasta crímenes a puntos de pérdidas de vida por parte de menores hasta antes de 11 años. Observemos el ejemplo, si eso es a tan corta edad, no hay quien controle su agresividad e irrespeto, ¿Quién lo detendrá luego? ¿A quién respetará?

Padres, amen, corrijan, y háganlo a tiempo.

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