El país tiene algunos retos que debe afrontar de manera urgente con la ayuda de sus ciudadanos más conscientes, para evitar males mayores y lamentaciones en el mediano y largo plazo.

La probabilidad de una hambruna que afecte a gran parte de la humanidad ha sido anunciada con tiempo y es preciso agilizar un pacto para lograr que la población se sume a la producción en el campo de productos de ciclo corto en forma masiva.

Establecer controles estrictos en los lugares de gran concurrencia, las escuelas, universidades y el transporte, para evitar que los contagios por Covid-19 sigan aumentando, endurecer las medidas contra la excesiva migración haitiana y el descontrol en los precios de los artículos de consumo básico.

Otro problema que requiere de mayores esfuerzos es el de la violencia y las acciones delictivas que, pese al gran esfuerzo del gobierno, siguen creando pánico en la población que anhela vivir en paz y sin tanto miedo.

El reforzamiento de las boticas populares con medicamentos suficientes y controles en las ventas para evitar que se los lleven hacia Haití y Venezuela, para que los dominicanos al menos tengan acceso a los fármacos a bajos precios facilitados con gran sacrificio del Estado.

De igual manera, intensificar las labores hospitalarias para que muchos dominicanos puedan acudir sin traumas a recibir este servicio público establecido como un derecho ciudadano que ha sido en parte conculcado y protección especial a bosques y ríos para disminuir los efectos de la depredación.

Estas quejas y a veces anhelos, convertidos en sonido constante que calienta el oído, los recogemos aquí para llamar la atención y despertar el interés de los buenos y valiosos dominicanos que todavía creen en su patria. Las generaciones futuras agradecerán este esfuerzo en favor de su porvenir.

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