Sin pretender contradecir ni quitar valor a las buenas intenciones del legislador contenidas en la Ley 139-97, del 25 de julio de 1997, hay fechas que deben ser reconsideradas, para que la celebración del natalicio de los padres de la patria y el día de la Constitución sean inamovibles.

Incluso, por patriotismo y por respeto a los aportes de los padres de la patria, los días 26 de enero, 25 de febrero y 9 de marzo, deben ser festivos y celebrados en la fecha, al igual que el seis de noviembre, cuando fue aprobada nuestra primera Constitución.

Aunque ciertamente pocos países tienen tres padres de la patria, los dominicanos tenemos la dicha contar con Duarte, Sánchez, Mella y un cuarto hombre en la historia republicana, que es Gregorio Luperón. Todos ellos aportaron no solo sus recursos e intereses, sino también sus vidas por darnos autonomía como nación.

El legislador debe considerar que los valores de la patria deben permanecer por encima de los detalles y de los intereses mercuriales del comercio, para que las generaciones futuras asuman como ejemplo a seguir los aportes de estos grandes hombres, sin cuyo sacrificio, hoy seríamos relativamente esclavos.

Los días patrios y el natalicio de los fundadores de nuestra nacionalidad deben ser inamovibles para preservar el respeto a las fechas y mantener en la memoria de los ciudadanos su valor histórico y el gran orgullo de ser dominicanos.

Modificar la Ley 139-97 no requiere de grandes sacrificios, porque los cambios a introducir son leves y, de seguro, que ninguna organización social o política se opondría a que se respete y rinda tributo a los padres de la nacionalidad dominicana.

La próxima legislatura es propicia para introducir este cambio. Iniciemos ahora este el proceso para lograr este cambio, para que nuestros hijos y las generaciones futuras no nos juzguen por la apatía y el descuido con nuestros valores patrios.

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