Cuando una gestión comienza es importante prestar atención a los factores que puedan convertirse en excusas para el desorden, la propaganda contraria y el ánimo de la gente se desplome.

Uno de estos factores es el de los precios de los artículos básicos de consumo de la población, los materiales de construcción y los combustibles, debido a que con ellos se auspicia la generación de riquezas y mantiene la tranquilidad ciudadana.

En las últimas semanas se registra una especie de descontrol en los precios que ya está preocupando a la población, sobre todo, porque en medio de una pandemia, la gente consume más al permanecer mayor tiempo en la casa.

Ya control de Precios no existe, Pro-Consumidor es poco activo y, la escalada alcista se posiciona rápidamente en perjuicio de quienes no reciben auxilio económico o alimenticio del Gobierno.

Hay que sembrar y construir, pero se debe prestar especial atención al acaparamiento y al agiotismo que, en ocasiones, han sido la causa de protestas sociales y hasta de pobladas, como ocurrió en abril de 1984, cuando la gente se lanzó a las calles reclamando mayor atención del Gobierno.

El consumo de combustibles no es tan elevado, no hay una razón de peso que justifique los altos precios en el block, cemento, varillas y otros materiales importantes en la construcción de obras, cuya actividad genera empleos y con ello mayor riqueza a la nación.

No es posible, que se esté pagando 30 y 35 pesos por un plátano, que un guineo pequeño cueste cinco y que una libra de cebolla supere los 80 pesos, entre otros rubros, en un país que todavía se registra en el listado de naciones pobres. Ojalá que este mensaje llegue con la sinceridad que lo hemos producido. ¡Qué la autoridad se imponga!

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