Conocí a Orlando Jorge Mera cuando él era apenas un adolescente, en la gestión de su padre Salvador Jorge Blanco, entonces comenzaba a tener contacto con jóvenes y sectores de incidencia en la política.
Ahora ha sido designado por el presidente Luis Abinader ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, compromiso difícil de asumir en momentos en que el país es azotado por depredadores que merman aceleradamente los recursos legados por la madre naturaleza.

Las tres cordilleras, pero sobre todo la Central, son víctimas de manos criminales investidas con poder de autoridad, a las cuales nadie toca y que abusivamente destruyen bosques, ríos, arroyos y otras fuentes acuíferas, así como los componentes de la flora y la fauna.

Da pena ver como han dejado sin árboles a reservas boscosas en el Cibao, Este y Sur, sin que ningún ministro o inspector de Medio Ambiente haga ni diga nada, porque quienes destruyen el país con sus desmanes son políticos o familiares del gobierno anterior. Bonao, Pedernales, San José de Las Matas y otras otrora reservas han sido prácticamente asesinadas.

Por ejemplo, personalmente vimos en plena pandemia y campaña electoral, como cientos de camiones cargados con madera preciosa que, daban vida al río Yuboa, en Bonao, viajaban en caravanas hacia las ciudades, como si se tratara de un festín.

Jorge Mera, como nuevo ministro, tiene que remover la mata, hacer cambios radicales en las inspectorías y retirar a los corruptos que han ganado fortunas para hacerse los ciegos con los depredadores. Más aún, es preciso investigar a todo aquel que haya tenido que ver con ese desastre.

Albergamos la esperanza de que este joven profesional de gran experiencia política haga bien su trabajo y todo aquel que haya dañado a nuestra exuberante naturaleza, pague por su crimen, sin distingo ni compasión, porque los intereses nacionales del país han de estar siempre por encima de cualquier apetencia o lujuria personal. Eso esperamos.

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