No todos los ataques del enemigo vienen en forma de enfermedades, escasez, o situaciones difíciles, algunos vienen mediante conexiones que se volvieron relaciones con personas que cargan más tinieblas que luz, seres asignados a derribar tu fe, desviarte del propósito, o desconectarte de tus seres queridos, especialmente de quienes Dios puso para que avances.
El infierno es real y trabaja contra tu vida, sus servidores son gente real, asignada a propósitos específicos, por ello el apóstol Pablo exhortó enérgicamente sobre “no ignorar las maquinaciones del enemigo”. Dios sabe librar, pero es importante que estemos alerta. Cuando el enemigo no puede derribarte te seduce, cuando no puede enfrentarte, te conquista, y cuando no puede humillarte te engatusa para hacerte tropezar.