En hechos 9 vemos un gran siervo de Dios ser instruído para una extraña y peligrosa misión, él no era James Bond era Ananías. Su gran don, era tener los ojos espirituales abiertos, podía ver a Jesús y recibir órdenes en conversaciones “tú a tú”. Dios usa a Ananías para abrirle los ojos a Saulo quien posteriormente abriría los ojos de multitudes por generaciones. Hemos sido escogidos para misiones donde los Ananías que pueden hacer el trabajo que requiere traer a más Pablos al reino, escasean.

Tan necesario son el coraje y la audacia, para cambiar naciones como la disciplina y sujeción a Cristo, nuestra luz, rechazando vivir bajo la sombra del sistema o del propio intelecto. Ananías como Pablo conocieron que la oración cambia tu punto ciego en luz.

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