Podemos ser el resultado de nuestras circunstancias o la sustancia de nuestras convicciones. Cuando los intereses pesan más que la razón somos injustos. Cuando impedimos a la verdad se abrirse paso sobre los prejuicios somos detestables. Cuando el status obvia la realidad, somos desleales. Cuando con indiferencia opacamos los hechos, actuamos como insensibles. Cuando el poder quiere quebrantar la libertad somos rebeldes y cuando el amor persiste en conquistar a cualquier precio, somos invencibles. Entiende, quien ante las presiones reacciona cobardemente se hace semejante a moldes de residuos prensados para uso temporero, pero quienes cuando el dolor acorrala, la ansiedad aprieta y el poder mutila, permanecen confiados, saldrán del lodo cenagoso y del pozo de la desesperación como oro refinado.

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