El mundo insiste en aplaudir lo que no somos, y por tanto seguirle la corriente a ese estilo de pensamiento nos lleva a seguir vistiendo a las serpientes con ropajes de gala. Debemos reconocer que no nacimos para la cautividad aunque sea en ropa de seda, la herida que no se ventila apropiadamente no se seca, por eso debemos rodearnos de curadores, gente que no teme ver sangre, que limpia miserias y se baja de los tacones y las poses para rescatar el Samaritano reventado. Exponer nuestras heridas nos hace vulnerables y no pecadores, el amor redime, restaura, bendice. El amor es para todo tiempo pero es más dulce en las temporadas amargas. Cuidado, no apoyemos nuestra identidad en una vana tendencia, ánclate en el amor, y déjate de apariencias! l

Posted in Rosas para el alma

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