Aunque no lo creas, internamente estamos ajustando cuentas entre lo que pudo haber sido y no fue, lo que debí o no haber hecho, especialmente cuando sabes que sabes que estaba a tu alcance dar lo mejor de ti…

También pasamos revista a los “si tan solo…” pero no pasó así. Quiero decirte vamos sanando internamente cuando nos perdonamos por el tiempo perdido, los miedos no controlados, la obediencia mal administrada, la fe sin audacia. Allí comenzamos a sanar y a encontrar esa clase de paz que es calzada para la madurez. Cuidado con pensar ¿Por qué no le di su merecido? O por qué no terminé la tarea aunque pecara… Su paz solo viene con el arrepentimiento y no con el remordimiento. Por favor, ¡no lo olvides!

Posted in Rosas para el alma

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