Le llamo dualidades al tipo de convivencia mutando descaradamente entre el bien y el mal, esos disfraces del lenguaje que provocan que a lo malo se le llame bueno y a lo bueno, malo. Los miedos por ejemplo, aparecen ante cada desafío, como sombras persiguiendo relaciones puras, extraordinariamente bellas, enfrentándose a mentes llenas de abismos, a corazones que no viven bajo el cielo, sepultados en nieve eterna. ¿Quién serías un solo día sin tantos miedos, a qué libertad te lanzarías? ¿A dónde te llevaría el corazón? Sin temor al fracaso, al hombre, o las críticas, ¿dónde reposarías confiadamente tus alas? Sabes, las dudas tienen las oportunidades que les des, los miedos como las sombras no podrán alcanzarte, si continúas avanzando, pero solo encontrarás tu osadía cuando decidas perder tus miedos.

Posted in Rosas para el alma

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